Los obstáculos de la mujer emprendedora

*Por Karla Cruz Martínez

En el último siglo ha habido cambios significativos en la forma en que las mujeres se desenvuelven en el mundo, de hecho, es claro que en el espacio del emprendimiento empresarial la brecha que separa hoy a hombres y mujeres es más angosta en términos generales que nunca antes en la historia. Poco a poco las mujeres ganan espacios en un universo que, en el pasado, salvo contadas excepciones, era exclusividad de los hombres y se moldeaba a imagen, semejanza y beneficio de ellos.

Hoy en día no es raro conocer mujeres con proyectos en mente para comenzar emprendimientos, o que bien ya lo están haciendo; sin embargo, no quiere decir que no existan dificultades o trabas fruto de la desigualdad histórica persistente en todos los ámbitos (individuales y colectivos), situación que, por el simple hecho de ser mujer, trunca y obstaculiza la consecución de metas y objetivos. En estas líneas ponemos nombre y definimos las barreras que las mujeres registradas en la plataforma de CREA A.C. han experimentado una o más veces en el proceso de emprender un negocio.

Dificultades para obtener financiamientos.

Para nadie es un secreto que iniciar un emprendimiento exitoso no significa únicamente tener una buena idea rondando la mente, prácticamente cualquier proyecto de negocio que apunte a lograr resultados estables en el futuro, requiere de una fuente de recursos económicos viables que le permita crecer y generar impacto, es decir, financiamiento. Este financiamiento puede provenir de capital semilla, fondos de capital de riesgo, créditos bancarios para PYMES, o incluso de algún programa de financiamiento gubernamental.

No obstante, su importancia como elemento central para desarrollar un proyecto, en CREA hemos identificado que de 2014 a 2019 el 64.9% de las mujeres registradas en nuestra plataforma han padecido problemas para acceder a financiamientos, esto significa que prácticamente 65 de cada 100 (entre 6 y 7 de cada 10) mujeres registradas se enfrentan o se han enfrentado a una limitante real en su emprendimiento. Esto puede deberse en buena medida a que la inclusión financiera en México sigue siendo desigual, de hecho, de acuerdo con datos del PNUD (Programa de las Naciones Unidas Para el Desarrollo), en México solamente el 33% de las mujeres tienen una cuenta bancaria, por el 41% de los hombres[1], lo cual limita la posibilidad de acceder a productos financieros que tomen en cuenta las características de la población femenina (mayor aversión al riesgo, horizontes de inversión más largo, esperanza de vida más larga, etc.).

Los trabajos de cuidado doméstico, familiares dependientes.

Otro de los grandes obstáculos con los que se encuentran las emprendedoras en nuestro país, es el poco apoyo dentro del entorno familiar para hacerse cargo de miembros dependientes y que requieren de cuidados.  Según datos del INEGI, los trabajos de cuidados en el hogar representan, para las mujeres que los llevan a cabo, 12.3 horas de cuidados directos y 28.8 horas de cuidados pasivos en el hogar, los hombres en cambio, únicamente contribuyen con un promedio de 5.4 horas de cuidados directos y 12.9 horas incluyendo cuidados pasivos. En el caso particular de las mujeres inscritas en nuestra base de datos, de 2014 a 2019, 32 de cada 100 consultadas afirmaron que es una barrera que les ha impedido o les impide actualmente emprender, esto aunado por supuesto a que en promedio una mujer mexicana mayor a los 12 años dedica prácticamente tres veces más tiempo semanal al trabajo doméstico sin remuneración que los hombres en el mismo rango de edad (30.8 horas las mujeres, 11.6 horas los hombres[2])

El miedo al fracaso

Según datos de la OIT las mujeres son más reacias al riesgo en entornos de baja incertidumbre, como lo son los ámbitos financieros o empresariales[3], de ahí que las emprendedoras sean más propensas a afirmar que el miedo al fracaso les impide tomar riesgos. Según cifras de la OCDE, en México más de la mitad de las mujeres asegura que no abriría un negocio por temor a que no sea exitoso, y únicamente 30 de cada 100 emprendedoras se muestra optimista en cuanto al futuro de su negocio[4], en el caso de los hombres, resalta el hecho de que esta proporción alcance a 45 de cada 100.

De acuerdo con la base de datos de CREA A.C, poco más del 47 % de mujeres registradas afirman tener o haber experimentado miedo al fracaso antes y durante el proceso de emprendimiento, y lo consideran una barrera a tener en cuenta, es por ello que parte de la capacitación debe dirigirse a reducir la aversión al riego y a brindar herramientas que les den confianza para aventurarse a dirigir sus propias empresas.

Falta de capacidades duras y blandas

La gestión o administración saludable de un negocio depende del grado de desarrollo de habilidades duras y blandas de quién está al frente. Las habilidades blandas se concentran en la salud emocional, la gestión de conflictos, la capacidad de liderazgo, entre otros aspectos, que son imprescindibles para mejorar la toma de decisiones y el funcionamiento en todos los ámbitos de la empresa. Por otro lado, las habilidades duras se refieren a los conocimientos técnicos, como son la contabilidad, el conocimiento del comportamiento del mercado, o la administración de la empresa entre otros que son imprescindibles para mejorar el desempeño del negocio.

En el caso de CREA A.C., el 56.4% de las mujeres consultadas, afirmaron que la falta del desarrollo de estas capacidades representa una barrera para el emprendimiento.

La cultura machista, discriminación.

A pesar de que la inclusión y la diversidad deberían de ser fundamentales en la constitución de toda empresa, lo cierto es que muchas veces esto no es así y los comportamientos machistas que benefician a los hombres en perjuicio de las mujeres aún son relativamente cotidianos en el mundo empresarial, de hecho 27.1% de cada 100 mujeres registradas en la plataforma de CREA A.C. aseguraron haber padecido un evento de discriminación alguna vez en el contexto laboral por el simple hecho de ser mujeres.

Si lo pensamos bien, la discriminación puede estar detrás de otros problemas no únicamente en el contexto laboral, sino también en el emprendimiento como tal, ya que hay situaciones como la dificultad para llegar a ser candidatas para obtener financiamientos debido a los criterios de los bancos, o bien al interior del contexto familiar cuando a la mujer se le cargan las responsabilidades de toda la familia.

Es evidente, que aún persisten obstáculos que empujan a muchas mujeres a ser excluidas del mundo emprendedor, sin embargo, mediante la identificación de los problemas puntuales se puede partir hacia la búsqueda de soluciones acertadas que demuestre de que forma la inclusión y la diversidad en el mundo del emprendedurismo son benéficas para el desarrollo de la sociedad.

Fuentes

[1]PNUD. Inclusión financiera digital de mujeres, fundamental para cerrar brechas de desarrollo en México. PNUD. México 2020. Consultado el 25/08/2021: https://www.mx.undp.org/content/mexico/es/home/presscenter/pressreleases/2020/09/inclusion-financiera-digital-de-mujeres–fundamental-para-cerrar.html 

[2] INEGI. Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT) 2019. INEGI. México 2019. Consultado el 25/08/2021 en: https://www.inegi.org.mx/programas/enut/2019/default.html

[3]Oficina Regional para América Latina y El Caribe. Mujeres en el mundo del trabajo. OIT. Perú 2019. https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—americas/—ro-lima/documents/publication/wcms_715183.pdf

[4] García, Ana Karen. Las brechas de género en el emprendimiento. El Economista. México 2021. Consultado el 25/08/2021 en: https://www.eleconomista.com.mx/economia/Las-brechas-de-genero-en-el-emprendimiento-20190217-0001.html