CÓMO SUPERAR LAS BARRERAS DEL LENGUAJE: capacitaciones a mujeres zapotecas del Istmo de Tehuantepec.

Por Rosario Guerra*

El Istmo de Tehuantepec Oaxaca es una región rica en cultura y tradiciones, resultado de los diversos grupos étnicos que habitan la zona. La región limita al norte con el estado de Veracruz, al este con Chiapas, al oeste con la sierra de Oaxaca y la sierra Madre del Sur, y al sur con el océano Pacífico.

Las 5 poblaciones más importantes en el Istmo son: Juchitán, Tehuantepec, Salina Cruz, Matías Romero y Ciudad lxtepec, consideradas como ciudades. La población zapoteca se concentra en las dos de mayor densidad: Juchitán y Tehuantepec.

Los grupos étnicos de la región del Istmo son: Huaves, Mixes, Zapotecas, Zoques y Chontales.

La población zapoteca se autodenomina Binnizá (binni, gente; zá, nube: gente que proviene de las nubes).

Los españoles les llamaron sencillamente zapotecas, como se les conoce en la actualidad.

De acuerdo a los datos del Instituto Estatal de Educación para el Adulto de Oaxaca (IEEA), el Istmo de Tehuantepec es la región con mayor rezago educativo de la entidad. Con un total de 217.958 personas, de las cuales el municipio de Juchitán de Zaragoza ocupa el primer lugar con el 15% de los ciudadanos y ciudadanas que no saben leer ni escribir; además de que no tienen primaria ni secundaria.        

Del total de personas analfabetas en Juchitán, las mujeres zapotecas jóvenes, representan el 57%, debido a la ideología de sus padres y abuelos, quienes consideran que ellas deben estar en casa y atender a su familia.

Cuando me animaron a escribir esta nota respecto a las capacitaciones a mujeres zapotecas, un sinfín de ideas, de historias, un torbellino de emociones y de recuerdos vinieron a mi mente, que me impidieron definir el tema a desarrollar, debido a la absoluta libertad de expresión que tengo. De hecho, he de confesar que hasta el momento solo estoy guiándome de lo que mi mente, la información que tengo y mi corazón me permitan escribir.

Durante mi trayecto profesional he tenido la oportunidad de conocer y trabajar con mujeres, lo que me ha permitido conocer y vivir muchas historias.

Después de 10 años, la vida me ha traído de regreso a mi tierra natal: la Heroica Ciudad de Juchitán de Zaragoza Oaxaca, y con ello la valiosa oportunidad de continuar en el ámbito profesional y nuevamente colaborando con mujeres de Juchitán mediante el programa Avancemos por la Igualdad.

Avancemos por la Igualdad me abrió las puertas para conocer a mujeres valiosas, a mujeres con sueños, a mujeres que día a día reorganizan su agenda para poder estar 6 horas a la semana, divido en 2 sesiones con el fin de expandir conocimientos, algunas para reforzar y otras para distraerse un poco como ellas dicen.

– “6 horas, sólo son 6 horas”- dicen muchas personas, pero para una mujer zapoteca, puede implicar horas que dejan de trabajar y que en la mayoría de los casos son 6 horas de productos que dejan de hacer para venderlos y obtener el sustento del día para sus familias. Pero ellas lo comprenden, ellas saben que el capacitarse les permitirá mirar mas allá de lo que ahora ven, les abrirá un abanico de oportunidades lejos de lo cotidiano y que si lo aprovechan serán las seis horas semanales mejor invertidas de su vida de negocio.

El trabajar con mujeres zapotecas en zapoteco para mí ha representado un gran reto y si he de repetir mas de una vez un concepto lo haré, con el fin de que el idioma no represente una barrera. En mi caso, entiendo el idioma, aunque no lo hablo, pero en cada grupo siempre hay una mujer que me apoya y que con toda la pena de pasar al frente de sus compañeras, “agarra valor” y traduce lo que expreso en las capacitaciones, parece fácil, pero el hacer que se animen y pierdan el miedo a hablar en público es un poco complicado.

El mayor reto no es el idioma, el mayor reto es lograr que las mujeres zapotecas miren la capacitación como una inversión para el desarrollo de capacidades, el mayor reto es ir con la dinámica del tiempo y el contexto de las zonas predominantemente zapotecas.

Cada grupo de mujeres con que he trabajado tiene sus características diferentes, como el caso de Playa San Vicente que no va con el horario de verano y que por la dinámica de la población no se puede establecer un horario fijo de inicio del taller de capacitación debido a que sus alimentos y labores del día dependen de un buen día de pesca o no.

No sé cómo expresarlo, pero hace un mes en que inicié particularmente a trabajar con las mujeres zapotecas de Playa San Vicente no pude evitar sentir preocupación y tristeza de saber que había días en que ellas llegaban sin desayunar porque sus esposos aún no regresaban de pescar y de hecho no tenían certeza de si tendrían un buen día.

Siento que el ser líderesa de capacitación no me limita a solo transferir la información, sino a aprender de ellas también. Capacitar más que dar información, es retroalimentar, es transformar, es saber qué aunque no estemos, ellas continuarán avanzando.

A veces cuando regreso al Centro API (Avancemos por la Iguadad) pienso en todas ellas. Muchas veces intento no perderme en sus miradas de esperanza, en sus miradas de tristeza, de nostalgia, de cansancio, a veces pienso que todo el esfuerzo no es suficiente, aunque sé que estamos aportando un bien valioso para ellas, pero no es solo un negocio, son las historias de vida las que me impactan, son las miradas de ESPERANZA a pesar de los golpes que la vida misma les ha dado, a pesar de la pobreza, a pesar de la incertidumbre, ellas aún conservan la ESPERANZA y ese es nuestro mayor reto como líderes y lideresas de capacitación; el hacer que esas miradas de esperanza se fortalezcan y digan lo logré.

En todas ellas miro a mi mamá, a una tía, a mi abuela, a mis hermanas, a mis amigas, a mi pareja, de todas ellas aprendo y a todas les agradezco el hecho de compartir e invertir seis horas de su tiempo por semana conmigo.

 

Trabajar con mujeres zapotecas del Istmo de Tehuantepec es un reto, es un honor y sobre todo un aprendizaje, porque ellas tienen una característica que muchas personas de otros lugares siempre alaban y es que nunca paran, dan y reciben, intercambian, compran y venden, éstas son las tareas de la mujer desde temprana edad. Ellas son las mujeres zapotecas.

*Rosario Guerra es Lideresa de Capacitación y Desarrollo de Estrategias en el programa Avancemos por la Igualdad. Es una apasionada de trabajar por el desarrollo personal y profesional de las mujeres de su tierra y la excelencia es un requisito indispensable en sus labores diarias de capacitación.